Los seres humanos cumplen
diversas funciones dentro de la comunidad, encontramos docentes, estudiantes, políticos,
médicos, abogados, amas de casa y un sin fin de ocupaciones, pero muy pocos de ellos se atreven a gestionar
procesos que transformen o mejoren los entornos donde viven. Dar órdenes es
sencillo, Dirigir es fácil, ser líder implica un poco más de retos, pero
gestionar teniendo en cuenta las dinámicas actuales donde todos vivimos ocupados
y conectados se ha convertido en un reto que muy pocos quieren asumir.
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Gestionar no es complicado,
simplemente consiste en un proceso un poco complejo y elaborado que encausa a través
de diversos procesos y acciones un conjunto de actividades para obtener un
objetivo predeterminado y que deberá tener un impacto positivo para la
comunidad en la cual recae la gestión. Si es así de sencillo ¿Por qué las personas
no gestionan?
1- Gestionar
implica invertir tiempos y espacios que no siempre son remunerados: en las
empresas o en las organizaciones sociales y comunitarias se tiene el mito que quien debe gestionar es el
jefe (para eso finalmente se le paga opinan algunos), sin embargo al empoderarse
de un proceso de gestión se demuestra habilidades propias de un líder y de
alguien a quien le interesa mejorar una situación problema que también le
afecta, evidenciando identidad y compromiso con su contexto.
2- Implica
contar con recursos y tiempos ajenos: Aunque quien se empodera del proceso de gestión
es quien asume la responsabilidad de la coordinación de tiempos, espacios y
personas, creer que la gestión es uni personal es equivoco. El gestor debe
contar por ello también con habilidades que posibiliten incluir a otros y que
estos lo hagan altruistamente.
Desde esta perspectiva el debate
queda abierto para pensar ¿Por qué vale la pena asumir un rol más activo –
propositivo en la comunidad (empresa, colegio, hogar) a pesar de las
dificultades planteadas?